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El mes de Septiembre es considerado por todos los mexicanos como el mes de la patria porque se festejan importantes acontecimientos que se relacionan con la lucha por la libertad y la soberanía del país.Al llegar este mes el país entero se empieza a vestir de los colores verde, blanco y rojo, todos las personas sacan su bandera más grande y la colocan en un lugar muy vistoso, los arreglos y foquitos engalanan e iluminan la ciudad y todos los mexicanos preparamos nuestras gargantas para dar el grito de Independencia frente al Palacio de Gobierno de todos los estados de nuestro país el 15 de Septiembre.
Los acontecimientos más importantes que se festejan en este mes patrio son: la heroica defensa del Castillo de Chapultepec por los Niños Héroes el 13 de septiembre, el grito de Miguel Hidalgo y Costilla que dio inicio a la Independencia de México, el 15 de septiembre de 1810 y el 27 de septiembre 1821 se dio la Consumación de la Independencia de México. También podemos gozar del tradicional, elegante y marcial desfile militar que se realiza el 16 de septiembre y recordamos el 30 de septiembre el nacimiento de uno de los grandes caudillos de la guerra de Independencia: José María Morelos y Pavón.
El día 1° del mes también se lleva a cabo la lectura del Informe de Gobierno
Debemos sentirnos orgullosos de nuestros héroes mexicanos porque nos dieron los principios y los valores en los que se forjó la nación independiente. ¡Viva México!
El cáncer de vagina es una enfermedad rara. Su incidencia es menor del 2%. Son más frecuentes otros tumores del aparato genital femenino, como el de cérvix uterino o el de endometrio.
La edad más frecuente de presentación suele ser a partir de los 60 años, siendo raro en mujeres menores de 50 años.
No se conocen claramente los factores que predisponen el desarrollo de esta enfermedad.
En realidad no son muy claros. Lo más habitual es presentar sangrados de mayor o menor cantidad por la vagina, en ocasiones, tras mantener relaciones sexuales, o en mujeres menopáusicas, en las que estos sangrados ya no tienen ninguna explicación por la menstruación. Por ello, es conveniente que ante cualquier cambio en el ritmo menstrual, o en caso de sangrar cuando ya se ha retirado la menstruación, la mujer consulte con su ginecólogo. Puede haber, en fases avanzadas de la enfermedad, síntomas como dolores pélvicos, o alteraciones urinarias o rectales.
Puede ser diagnosticado en una exploración ginecológica habitual, en estados aún tempranos, usando un espéculo, y por colposcopia. El diagnóstico definitivo lo dará el examen de una biopsia de la zona que el médico sospeche afectada. En la biopsia, se toma una muestra del tejido tumoral, con el fin de estudiarlo con el microscopio. La citología también puede ayudar en los momentos iniciales del diagnóstico. En la citología se hace un raspado de la zona con el objeto de recoger células sueltas. Éstas células se observan luego con el microscopio para comprobar si presentan signos de malignidad.
El tratamiento elegido es la radioterapia. Ésta puede aplicarse de dos formas: externamente a la paciente, con aceleradores lineales -que son aparatos que permiten aplicar una radiación selectiva sobre la zona que interesa eliminar- o con utensilios internos emisores de radiactividad, que se colocan en la vagina de la mujer y que permanecen un tiempo realizando su función. Durante ese tiempo y en sucesivas sesiones, la radiación que va recibiendo el tumor es lo suficientemente grande como para provocar su destrucción progresiva.
La cirugía suele indicarse como alternativa sólo en aquellas situaciones en que se produzca un claro fracaso de la radioterapia, ya que suele ser una intervención complicada técnicamente y en ocasiones, puede resultar muy agresiva para la mujer.
Si el tratamiento logra realizarse de manera temprana, los índices de curación oscilan entre el 20% y el 50%, dependiendo del grado de extensión en que se encuentre el tumor en el momento del tratamiento. En éste, como en todos los cánceres, la posibilidad de curación se ve gradualmente reducida, a medida que el tumor se halle más extendido localmente y/o por el organismo.
El cáncer de mama constituye, en todo el mundo, el tumor maligno más frecuente en la mujer, representando del 28% de todos los cánceres. Además, es propio de países desarrollados. Actualmente una mujer de cada ocho desarrollará, a lo largo de su vida, un cáncer de mama.
El riesgo de desarrollarlo aumenta progresivamente conforme aumenta la edad de la mujer; así, una mujer de 70 años presenta un riesgo casi 10 veces superior al de una de 40 años.
El hallazgo de un bulto, nódulo o masa de consistencia dura es la manifestación más frecuente del cáncer de mama (80%). Otra manifestación del mismo, aunque más rara (5%), es la secreción sanguinolenta por el pezón.
La detección de un tumor en fase inicial conlleva un mejor pronóstico y una mayor supervivencia; además, en el caso de los tumores mamarios, su detección precoz permite realizar intervenciones quirúrgicas menos mutiladoras y con menores secuelas.
Las tres pruebas más importantes para la detección precoz del cáncer de mama con las que contamos actualmente son:
La autoexploración mamaria consiste en la exploración periódica de la mama por la propia mujer con el fin de detectar cualquier alteración que haga sospechar la presencia de un tumor.
Pocas mujeres realizan bien su autoexploración mamaria, que permite descubrir precozmente cualquier alteración. Deberá consultar con el ginecólogo si observa:
Se trata de una prueba sencilla que no presenta riesgos y de bajo coste, aunque para su correcta aplicación precisa de un adiestramiento previo de la interesada.
Toda mujer debe conocer la morfología y textura de sus senos, de tal forma que le permita descubrir cualquier cambio en los mismos lo antes posible.
El autoexamen mamario dura unos pocos minutos, 4 ó 5 a lo sumo. En caso de que la mujer todavía tenga lamenstruación debe practicarlo al día siguiente de terminar el ciclo. Si la mujer está en la menopausia debe realizar la autoexploración el mismo día cada mes, para adquirir y establecer un hábito permanente. Lo ideal sería comenzar el autoexamen desde que la joven comienza a tener sus primeras reglas.
La autoexploración debe incluir:
La pauta que se debe seguir es la siguiente:
La mujer se colocará de pie frente al espejo, con los brazos colgando a lo largo del cuerpo, desnuda de cintura para arriba, con las mamas completamente descubiertas y con una buena iluminación (figura 1).
Figura 1
En esta postura observará:
No debe alarmarse si uno de los pechos queda más bajo que el otro o uno es más grande que el otro, lo cual puede ser normal.
Levantando los brazos hacia el techo, la mujer girará el tronco a la derecha y a la izquierda para comprobar si existe alguna de las alteraciones indicadas anteriormente (figura 2). Después colocará las manos en las caderas, ejerciendo presión contra su propio cuerpo y procederá de nuevo a la observación mamaria indicada en el primer punto.
Figura 2
Echada en la cama boca arriba, debe poner la mano izquierda bajo su cabeza y usar la mano derecha para palpar el pecho izquierdo, con los dedos juntos pero no rígidos (figura 3). Hay que tratar de ver si se tocan bultos o nódulos duros o existen zonas dolorosas. Para ello se procede como si el pecho fuese un círculo perfecto que se divide en 4 cuadrantes: primero se palpa el cuadrante superior interno de arriba abajo o del centro del tórax a la periferia, luego el cuadrante inferior interno, luego el inferior externo y luego el superior externo (figura 4). Terminar por la areola y pezón, de modo que no quede ninguna región de la mama sin explorar.
Figura 3
Con el brazo extendido a lo largo del cuerpo palpará el hueco de la axila deslizando la mano sobre las costillas de arriba abajo (figura 5), para comprobar si existen ganglios que saltarán al desplazar la mano.
Figura 4
Por último se exprimirá ligeramente el pezón entre los dedos y observará si sale alguna secreción, fijándose entonces en su color y características.
De igual forma se explorará la mama derecha, colocando la mano derecha bajo su cabeza y utilizando la mano izquierda para palpar.
Aunque la presencia de bultos o secreciones por los pezones puede obedecer a muchas causas, además del cáncer de mama, ante su aparición la mujer deberá consultar con el especialista.
El autoexamen mamario presenta una serie de inconvenientes:
No se ha demostrado que su utilización sirva para disminuir la mortalidad por cáncer de mama. Aunque, probablemente, esto sea consecuencia de una mala aplicación de la técnica y un bajo seguimiento de la misma, es decir, que pocas mujeres realizan bien, de forma completa y con periodicidad su autoexploración
Hoy por hoy, la mamografía es el método ideal de diagnóstico precoz del cáncer de mama, ya que permite detectar tumores pequeños o profundos no palpables; además se ha demostrado que la realización de mamografías periódicas a mujeres mayores de 50 años reduce la mortalidad por cáncer de mama en un 20-30%.
De todas maneras y a pesar de lo expuesto, el autoexamen de las mamas puede ser un método que se debe considerar cuando no se disponga de programas organizados de detección precoz mediante mamografía y en grupos seleccionados de mujeres sin síntomas, a quienes tal práctica no les suponga una sobrecarga emocional y puedan adoptarla como un hábito higiénico rutinario.